Hay cazadores que no están dispuestos a pagar miles de euros por ningún elemento que conforme su equipo de caza, como también hay quienes no están dispuestos a desembolsar fuertes sumas de dinero por un automóvil, un reloj, una televisión... Las razones pueden ser muchas y todas ellas muy respetables, pero para ello han de existir otras alternativas más económicas aunque igualmente válidas con las que esos usuarios vean satisfechas sus necesidades u objetivos. Y precisamente a una opción de estas características vamos a dedicar estas páginas, en forma de visores, los Adler de Arcea, cuya relación calidad-precio seguro convencerá no a uno ni a dos aficionados a la caza mayor, sino a muchos que andan buscando nuevas miras telescópicas para sus rifles de montería, rececho o espera.
El diseño de estos visores Arcea es francamente atractivo,
lo que no está reñido con la sensación de seguridad y robustez que transmiten ambos.
Los dos modelos objeto de análisis, que pertenecen a la serie Adler Premium Optics de Arcea, son el 1-8x24 y el 2,5-20x50, es decir, el primero con clara vocación montera, perfecto para batidas y monterías pero que también nos puede valer en algún rece-cho, el segundo más polivalente, que tanto nos puede servir para montear en aumentos bajos como para recechar y tirar a larga distancia en los más altos, sin olvidar que su diámetro de objetivo (50 mm) lo aconseja igualmente para la realización de esperas nocturnas.
La presentación es más que correcta, en cajas que muestran el dibujo de un águila con las alas abiertas y las garras extendidas. Además del visor con su tapa y de unos protectores laterales que impiden su movimiento y evitan que se golpee, en cada una de las cajas encontramos un manual de instrucciones en español e inglés, una bayeta de limpieza y una pila CR2032 para la iluminación de la retícula, que se encuentra en segundo plano focal.
Los anillos de ajuste dióptrico (± 2,5) y de graduación de los aumentos,
los cuales son de generosas dimensiones y están moleteados para garantizar un suave manejo.
Las torretas de deriva y altura, de perfil bajo, ofrecen ajustes de 1/4 de pulgada por click a 100 yardas
en el modelo 2,5-20x50 y de 1/2 pulgada a 100 yardas en el 1-8x24.
POR FUERA
Y si atractiva resulta la presentación, el diseño de estas miras de Arcea no se queda atrás, con un estilizado tubo de 30 mm de una sola pieza fabricado en aluminio y acabado en negro mate, algo que no está reñido con la sensación de seguridad y robustez que transmiten ambos (longitud de 352 mm y peso de 742 g para el 2,5-20x50; longitud de 274 mm y peso de 550 g para el 1-8x24), los cuales son aptos para el uso con cualquier calibre, incluidos los magnum.
Quitada la tapa doble encargada de proteger el ocular y el objetivo, si vamos de atrás hacia delante nos encontramos primero con los anillos de ajuste dióptrico (± 2,5) y de graduación de los aumentos, los cuales son de generosas dimensiones y están moleteados para garantizar un suave manejo (el de los aumentos, además, dispone de un abultamiento con el fin facilitar su giro). A continuación están las torretas, la de derecha y la superior para controlar, respectivamente, la deriva y la altura, con ajustes de 1/4 de pulgada por click a 100 yardas en el modelo 2,5-20x50 y de 1/2 pul-gada a 100 yardas en el 1-8x24. Señalar también que éstas son de perfil bajo.
En cuanto a la torreta izquierda, su rueda se encarga de la iluminación de la retícula, que en el visor más propio de monterías es una 4A con punto central en rojo o en verde (cada color en cinco intensidades), mientras que en el indicado sobre todo para recechos y esperas es una Mil-Dot con cruz central iluminada en los mismos colores y con las mis-mas intensidades que la anterior. Así mismo, en la parte interna de la torreta izquierda del segundo está el control de paralaje, des-de 10 yardas hasta el infinito y a través de una rueda de buen tamaño y agradable tacto.
La retícula iluminada del 1-8x24 es una 4A con punto rojo o verde (cada color en cinco intensidades),
mientras que en el 2,5-20x50 se trata de una Mil-Dot con cruz central iluminada, también en rojo o verde
y con los mismos niveles de intensidad.
POR DENTRO
Y ahora pasemos a las lentes, que han sido elaboradas con el sistema de revestimiento multicapa FMC lenses edge to edge clarity (lentes con claridad de borde a borde), aquél que, en palabras de Arcea, “garantiza el perfecto pulido, claridad y tratamientos en el área completa de todas sus lentes”, y gracias al cual, a través de estos visores obtenemos imágenes con buenos rangos de nitidez, luminosidad y fidelidad cromática.
Antes de terminar, comentar que estos Adler Premium Optics también son resistentes al agua, están sellados con gas nitrógeno, disponen de tratamiento anti empañamiento y arrojan unos valores muy interesantes en relación al campo de visión (38 m a 100 metros en 1x / 5 m a 100 metros en 8x; 15 m a 100 metros en 2,5x / 2 m a 100 metros en 20x)
El anillo azul en la parte delantera es un detalle que distingue el modelo 2,5-20x50.
Ruedas para el control de la retícula iluminada (exterior y del paralaje (interior)
en la torreta izquierda del visor Adler 2,5-20x50.
Las lentes han sido elaboradas con el sistema de revestimiento multicapa
FMC lenses edge to edge clarity (lentes con claridad de borde a borde).
SIN EXCUSAS
Tras repasar sucintamente todo lo que nos ofrecen estos interesantes visores, hemos dejado para el final el precio, esa cuestión tan personal y delicada a la que nos referíamos al principio de estas líneas y que en Arcea, aun sabiendo que sus miras ofrecen calidades y rendimientos similares a las de otras ópticas que les duplican y hasta triplican los precios, han resuelto con unas cifras tan contenidas y competitivas (299 euros el modelo 2,5-20x50 y 199 euros el 1-8x24) que ya no habrá excusas si estamos en ese proceso de adquirir una nueva mira telescópica para montear, recechar o realizar esperas en esta temporada general de caza mayor.